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Los hábitos están bien. No podemos estar todo el tiempo siendo “conscientes” de todo lo que hacemos. Lo más habitual es que ciertas tareas repetitivas se acaben haciendo de forma automática. Levantarnos por la mañana e ir al baño, o hacerse el desayuno, requiere de poca atención cuando lo tenemos interiorizado como un hábito.

Lo curioso es que en ocasiones, sin darnos cuenta, creamos hábitos y los instalamos en nuestro día a día. En ocasiones son hábitos beneficiosos como dar un paseo en lugar de coger el transporte público. Otros lo parecen porque nos aporta cierto placer, como comer un poco de chocolate antes de ir a dormir… pero luego toca hacer dieta…. jejeje

La idea es que de vez en cuando, seamos conscientes de esos hábitos y cambiemos los que consideramos que ya no nos son de utilidad.Sería como “ordenar el armario” de nuestra mente.

Tanto para cambiar un hábito profesional como para otro más personal, el mecanismo es el mismo… pero ojo!!.. sin la motivación necesaria para cambiarlo es difícil que el nuevo hábito se sostenga.

1 – Calma la mente

Necesitamos calmar la mente para poder detectar estos hábitos. En este caso la meditación es una buena opción. Hay un par de meditaciones que son muy útiles para empezar. Básicamente es el primer hábito que sería interesante adoptar.

  1. La “Meditación del ahora“ : Aporta calma y ayuda a parar la actividad frenética a la que tenemos acostumbrada a nuestra mente.
  2. La “Meditación de la respiración“ : Es un nivel más de relajación que el primero. Nos ayuda a dejar de lado todo lo que nos rodea y en cierta manera pone en suspensión todo lo que nos bombardea durante el día.

2 – Darse cuenta

Una vez tengamos la mente tranquila y libre de interrupciones. Poco a poco podremos tener más perspectiva de los hábitos que tenemos y cómo nos modifica nuestro comportamiento. Parece difícil, pero el truco está en no forzar. Con la meditación irán surgiendo las situaciones que nos perturban.

La técnica pomodoro es muy útil para darse cuenta de las interrupciones que nos distraen en el trabajo, o nuestras propias distracciones. También podemos tener un pequeño diario donde apuntamos las veces en las que nos damos cuenta de cietro hábito que queremos cambiar.

3 – Aceptarlo

Aceptar que tienes un hábito que quieres cambiar es el primer paso. Cómo cambiarlo ya se verá, no lo fuerces.

4 – ¿Cómo te afecta ese hábito?

Tomar conciencia de cómo te afecta un hábito es muy importante. Sobre esa base podremos buscar alternativas desde nuestro lado creativo.

5 – Descubre la intención positiva del hábito

Cualquier hábito tiene su intención positiva. Es lo que nos motivó consciente o inconscientemente a adquirirlo en su momento. Lo que ocurre es que en ocasiones esa intención positiva ya no nos es de utilidad. Descubrir porqué realizamos ciertas cosas nos da perspectiva para evaluarlas y cambiarlas si queremos.

6 – Pregúntate si puedes conseguir lo mismo de otra forma

Tomando distancia de la situación. Pregúntate… ¿hay otra manera de conseguir lo mismo de otra forma?. Busca un par o tres de alternativas. Sobretodo no lo fuerces, date tu tiempo, deja que salga. Imagínate en una situación donde surge el hábito que quieres cambiar y evalúa si el nuevo hábito que incorporas te hace sentir bien.

7 – Evalúa el nuevo hábito en el futuro

Ya hemos decidido incorporar un nuevo hábito. Ahora hay que ponerlo en marcha. La mejor forma es imaginarnos con ese hábito en una situación futura. Es importante dedicarle tiempo a imaginarse en esa situación y saborear con todos los sentidos ese momento. Es necesario una mente calmada para poder realizar este pequeño viaje al futuro.

Para empezar se pueden incorporar hábitos sencillos. Una vez tengamos más práctica, podemos ir a hábitos más complejos.

8 – Sostener el hábito

Mientras no lo tengamos integrado realmente como un hábito, necesitamos algo que nos recuerde ese hábito que queremos incorporar y las cosas buenas que nos aportan. Un feedback diario, una recompensa, o algo que te recuerde qué hace que ese hábito sea beneficioso para ti, te ayudará a sostener ese hábito hasta que sea algo natural para ti.

Un consejo…

Prueba a escribirlo en algún sitio visible que te lo recuerde. Que te recuerde porqué es importante para ti ese nuevo hábito.

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